En la Pastoral de nuestro Colegio del Apostolado, en el 65 aniversario de su fundación, este año escolar planificamos tres campamentos de fines de semana.  El primero ha sido un campamento de caracter social.  Participarón 16 jóvenes.  Tuvo lugar en Guerra, un pueblo bastante cerca a la ciudad pero muy diferente el nivel social, económico de la Capital.  Visitamos dos bateyes de una población mayormente haitiana o descendiente de ellos. Mucha pobreza en multiples formas.

Los días 25 al 27 de noviembre fue una experiencia de crecimiento para todos los que participamos en el mismo.  Los jóvenes, de manera especial, pudieron experimentar el contacto con realidades que no conocen.

Nuestros jóvenes comparten la experiencia vivida durante esos días.

Valerie Valerio:

La experiencia más significativa de mi vida fue la de poder compartir con los niños, el ver como era su mundo, poder experimentar por un día como era encontrarse en se ambiente. Poder ver que al pesar de la vida que llevan son felices y cada una de las cosas que les puedes ofrecer por más pequeña que sea los hace felices. Yo me siento invitada a seguir compartiendo con los demás, a entregarme para hacer a otros felices. Me siento invitada a abrirme y como ellos, aceptar las cosas buenas de la vida.

Laura De La Rosa:

La experiencia más significativa para mí fue vivir con sencillez durante el fin de semana, compartiendo con personas humildes, para así apreciar lo que tengo, pero también tener la satisfacción de brindarle algo tan puro como una sonrisa al jugar con ellos o pintarles su casa. Me siento invitada a seguir ayudando a los que no tienen los mismos privilegios que yo y a convivir con ellos en armonía, para servirles. La verdad es que me sentí sumamente feliz durante ese fin de semana, pues me di cuenta de que es cierto que el dinero y lo material no es importante, sino las cosas simples de la vida, que tocan el corazón, pues de verdad es mejor dar que recibir.

Andrea Pichardo:

La experiencia más significativa fue compartir y ayudar a las personas de Guerra. Esas personas me enseñaron que las cosas más simples te hacen alegre. Me siento invitada a ser sencilla, dejar de quejarme por lo que no tengo y darle gracias a Dios por lo que si tengo.

Joshua Polanco:

Fue una experiencia gratificante, en la cual pude ayudar a los que nos necesitan. Lo más significativo para mí fue el convivir con los niños, ya que pude llevarles alegría con unas simples actividades con las cuales se pudieron divertir.

Alondra Soto:

La experiencia más significativa para mí fue la de poder ayudar a esa familia, terminar de pintar su casa, aunque estábamos cansados su sonrisa dejaba saber que estaban agradecidos, me siento invitada a salir de mi.

María Ubiera:

La experiencia más significativa para mí fue la de además de ayudar, compartir mi alegría y energía con otros. Ese momento de sólo llegar a ver las sonrisas y la sencillez en sus caras, ver el resultado de sus sacrificios y el empeño que dio para su casa y el futuro de sus hijos, eso me llenó de mucha esperanza. Me siento invitada a seguir compartiendo, para que sólo me quede aprender de ellos.

Paola Núñez:

La experiencia más significativa para mí fue poder formar parte de una gran causa y poder dejar de pensar en mi misma por un momento y dedicar mi tiempo a ayudar a una familia a construir y tener una casa en la que puedan vivir en mejores condiciones. Después de esta experiencia me siento invitada a seguir ayudando a niños, compartir con ellos y hacerles sentir que tienen a alguien que se preocupa por ellos.

Briellydalia García:

La experiencia más significativa para mí fue entregar la casa a la familia y ver las caras de estos  llena de alegría, el agradecimiento sincero expresado por sus sonrisas. Nunca me había sentido tan orgullosa de mí y mi grupo hasta ver lo lejos que llegamos y todo lo que superamos para darle un regalo que para otros será insignificante y por el cual no seremos retribuidos. Una familia ahora tiene una casa, un lugar al cual llamar hogar y nosotros un pequeño grupo de jóvenes tuvimos la maravillosa oportunidad de contribuir.

Jennibel Ovalles:

La experiencia más significativa para mí ha sido ir a pintar la casa de la familia, ya que con ellos pude ver el sacrificio que hay que hacer para poder tener un humilde hogar, y lo alegre que se pusieron al ver que ellos nos importan a los demás. A lo que me siento invitada luego de esta experiencia es a seguir ayudando a las personas y salir de mí, y sacrificarme.

Diana Paulino:

La experiencia más significativa para mí fue cuando fuimos al segundo batey y ver la cara de los niños alegres y felices mientras compartíamos con ellos y jugábamos, con ellos pude aprender que tenemos tantas cosas materiales que realmente no nos sirven para ser felices. Después de esta experiencia me siento invitada a seguir ¨saliendo¨, a seguir el compartir con los demás, a apreciar los momentos, aunque sean los más cortos, tomarlos siempre en cuenta. Me siento invitada a salir de mí y a darme a mí misma a los demás, porque me di cuenta que eso me trae paz.

Adolfo Almonte:

Opino que esta experiencia fue muy grata para mí ya que pude ver y aprender la realidad de las personas pobres y me llenó de felicidad ver la sonrisa de las personas a las cuales estábamos ayudando y ver la esperanza en sus ojos de cómo se van cumpliendo sus sueños.

Rocío Camilo:

Fue una experiencia única, ya que conocí a una familia luchadora con ganas de salir adelante, una familia muy unida a pesar de los problemas, nunca había vivido una experiencia así.  En esta misión pude conocer la realidad que a veces no veo. Cogimos nuestra lucha pero es algo muy bonito que deberíamos vivir cada uno de nosotros.

Manuel Gómez:

Esta experiencia me sirvió grandemente para desarrollar mi capacidad de ayuda y servicio a los demás. Esto, que fue una etapa fructífera pero corta en mi vida, cambió mi forma de ver al mundo y apreciarme a mí mismo, observando los cambios que con poco tiempo y recursos se pueden lograr.

Amelia Cott:

Estoy segura de que recibí más de lo que pude entregar, debemos salir de nosotros para percibir otras realidades y vivir nuevas experiencias, sensibilizarnos es esencial para lograr grandes cambios en proporciones pequeñas.

Ysvani Peralta,Profesora de Religión

Es verdad que me he alegrado mucho con el campamento social, del cual formé parte.  Gracias a que los planes de Dios no son los míos, todo se organizó para que yo lograra asistir a una aventura que sería de gran provecho para mi vida, aunque debo confesar que sentía temor por lo que dejaba y por lo que encontraría.  Digo aventura, dado que conocía muy poco de la realidad que nos esperaba.  No recuerdo haber vivido una experiencia tan gratificante, motivadora y llena de amor.

Al llegar al Centro Futuro Vivo, me sentí muy contenta con el recibimiento, su colorido, instalaciones, atenciones y todo lo que uno puede recibir, de un familiar o un amigo muy cercano, las hermanas fueron maravillosas, especialmente la Hermana Eva.

Y así comenzamos: con cantos, reflexiones, película, inspiración y preparación, para lo que sería un sábado lleno de emoción.   Desde el viernes sentía que conocía desde mucho tiempo atrás a los integrantes del campamento (16 jóvenes de nuestro Colegio), ni decir de las acompañantes, las Hermanas Luisa, Siumara y la aspirante Karla. Lo mejor es que sé que todos sentían el mismo amor.

Temprano en la mañana, continuamos preparándonos, y cuando llegamos a la casa en donde encontraríamos la manera de servir, durante un derroche de laboriosidad, cantos, buenos ánimos y brochas, pude ver como la buena voluntad de muchos, puede transformar una casa en un  hogar.

Feliz con la experiencia de la mañana, la Hermana Eva, en la tarde, nos llevó a visitar uno de los bateyes, en donde la alegría de los niños con los que compartimos, juegos, manualidades, paletas y galletas, me cautivó y llenó de esperanza.   Y no se terminó, al atardecer, con lluvia y mucho lodo, retornamos a la casa en donde las bendiciones y buenos deseos se multiplicaron durante una sencilla actividad, en donde el testimonio del Papá manifestó la importancia de la pareja, de la vida en familia, de la vida en comunión.

Estoy muy agradecida con Dios y con todos los que de una manera u otra hicieron posible la realización de este campamente.  Que Dios continúe derramando su misericordia, para que su reino venga a nosotros.

Damos gracias a Dios por el empeño de este grupo de jóvenes que colaboraron en la misión.  SIN DUDAS Dios nos regla mucho más de lo que damos a los demás.  Compartir el sentir y las necesidades de los más pobres nos sitúan de una manera diferente ante la vida y también cuestiona nuestra fe, tan necesitada de obras concretas que manifiesten el amor de Dios por todos sus hijos.

¡Gracias, Señor!